LA VERDAD HISTORIA SOBRE LA SALVAJE METAMORFOSIS DEL CIPOTE DEL  GRAN DUCE
El sueño de la razón
produce monstruos.
Francisco de Goya y Lucientes
Ante las afirmaciones el 27-1-2017, de Donald Trump, sobre  la tortura.

Que la tierra no es plana,
es una verdad incuestionable.
Que nunca fue el centro del universo,
también lo es,                           
“…y sin embargo se mueve” dijo Galileo Galilei
para afirmarlo.
Fue  Isaac Newton,
con el descubrimiento
de la famosa ley de la Gravitación Universal,
el que sin decirlo, nos hizo ver  que:
todo lo que no se sostiene cae.
Por más que para perpetrar su ideología política
algunos mamíferos bípedos
quieran hacernos creer la falacia
que dos más dos es igual a cinco
nunca  lo será ,
tampoco será verdad la afirmación que dice:
“el órgano crea la función”
contradiciendo  la que en su día hiciese
el naturalista Jean Baptiste Lamarck
“la función crea el órgano
y la necesidad la función”.
Los cernícalos reconvertidos en demócratas
que guardan la esvástica
que solitaria y cubierta de polvo,
espera la voz de un caudillo
que le grite ¡levántate y anda!,
no nos quemaran en la hoguera,
¡todavía!,
no nos ahorcaran sobre un tonel
por habernos absuelto
de la purificadora acción de las llamas,
¡todavía!
no nos fusilaran frente a la tapia
de un cementerio,
¡todavía!,
Pero ¿qué pasará cuando esos  inquisidores de la fe
para acallar el grito  de las calles
no acepten la fuerza de la razón,
nos perseguirán y silenciarán de nuevo?
tras la negación a que la gente tenga su propia fe,
para acallar el clamor de la razón y preservar
el sistema que hace inviable ese derecho,
lo único que le  queda al monstruo
es desatar el sueño de su fuerza,
tras el vendaval ya nadie grita,
es imposible, solo hay silencio,
el de los muertos.
Así que amigos,
igual que la ignorancia, la crueldad
la brutalidad y la villanía
son enfermedades cuyas atrocidades
solo se pueden curar
antes de que la cobardía actúe,
para luchar contra la pobreza,
las desigualdades sociales y el hambre,
que conducen a millones
de seres humanos a la muerte o a emigrar
es necesario dar un  nombre
a la pandemia que hace posible el engendro.
¡Fascismo es su nombre Mr. Trump!
así que:
si en la pulida lámina de un espejo
se atreve a mirarse  la cara,
verá aparecer en ella la realidad
en la que se ha reconvertido,
mutatis mutandis,
la salvaje metamorfosis de la metástasis
del cáncer rubio del  cipote del  Gran Duce.
Lamarck tenía razón,
la necesidad crea la función
y la función crea el órgano,
si el fascismo es la función
¿quién es el órgano?

Enrique Ibáñez Villegas