Tras la publicación de Palabras SilenciadasLos poemas del Caminante- Odas y anti odas para el siglo XXI, y Heridas en la piedra, el poeta y actor Enrique Ibaville
acrónimo de Ibáñez Villegas,  nos presenta su último poemario En el Kaos

A través del poder evocador de la poesía, como creadora de sabiduría, conocimiento y forma de estar en el mundo, con una estética alejada de las torres de marfil y su léxico críptico, “En el Kaos”,  es un poemario de combate, en el que he intentado con un espíritu crítico reconocerme, poniendo orden a toda una serie de acontecimientos de esta realidad vertiginosa que nos envuelve, al tiempo que mantener vivas las heridas de la memoria para que su eco desfragmentado no se desvanezca convirtiéndose en olvido frente al espejo de la barbarie, que sin perdón nos asola, en este nuevo siglo de la des ilustración y la rusticidad, para que podamos descubrir que la poesía es algo más que un juego de mero arrebato estético de dar con las palabras forma bella a los cantos de sirena que nos tientan a acercarnos a sus rocas, sino también la devastadora consciencia que nos obliga a recordar los umbríos caminos en los que hemos enterrado nuestros sueños y esperanzas para ser lo que somos, pacientes enmascarados que eterizados en el quirófano de la cotidianeidad van desecándose lentamente entre suspiros de asombro, horror, sueños y sin razón, como las flores se desecan cuando en lo tiempos sombríos se enfrentan a las plagas.

PRESENTACIÓNES DEL POEMARIO:

CAN DEU- BARCELONA POESÍA-2020






Hoy es un día de esos que a quienes nos rodeamos de libros nos gusta especialmente.
Presentación de un Poemario.
Este es el tercer Libro publicado, que Enrique Ibáñez nos comparte. Un estupendo ejemplar para acercarse a una vida rica en vivencias y plena de lucidez mental. Anteriormente fueron Palabras silencias y Los Poemas del caminante.
 Fiel a su propio estilo, una vez más, Enrique consigue cautivarnos.
 Cuando te adentras en las profundidades de Heridas en la Piedra, la reacción es de: sorprendente, y valoras la rotundidez y claridad con la que está escrito. Así como  su crudeza y objetividad con que describe el mundo que le ha rodeado y rodea, y que me llevan, sin dudarlo, a realzar esos valores tan apreciados.
 No es fácil describir la realidad sin caer en la retótica típica de estos tiempos. Enrique lo supera con creces, pero además nos transporta a lugares y circunstancias, días y noches, claros y oscuros, citas y hechos, claves para la historia y el sentimiento.
Heridas en la Piedra, denuncia, se expone y expone con Transpariencia.
Se suele decir que vale más una imagen que mil palabras, y yo digo que en ocasiones es cierto pero no siempre es así. Mil palabras te pueden acercar mucho más al mensaje, al hecho, a los diferentes matices.
Y es así como Enrique nos describe, como si de diferentes secuencias de película se tratara, cada toma, cada escena con minucioso y exquisito equilibro de palabras. Claras y penetrantes.
Te detienes a meditar el párrafo, el verso, el poema completo.
Como en estos versos: "Abandonarse en el negro dormitorio",
"Expulsados por el odio de un país en llamas","Ciegos entre las sombras", o ese "Tic tac, tic tac", de Me estoy haciendo viejo.
Cuida los matices que con tanta precisión describe, que se agradece, porque a pesar de ello, nos deja la libertad de elegir, de reflexionar.
Duro como la piedra de su título, herido como el soldado al que le han robado todo. Esperanzador y náufrago al mismo tiempo, como en este poema; "A las ocho de la mañana", donde nos confiesa
"Estaba solo,
solo y en silencio junto al mar".
Este Poemario, no es uno más, no será uno más para nosotros los lectores, es sencillamente más. Más de Verdad. Y, nuevamente, se agradece.
Poeta, dramaturgo, actor, Enrique Ibáñez es un amigo y compañero honesto, en sus actos y en sus textos, me siento muy feliz de haber aceptado esta invitación.Gracias.

AIGUA MARIA.Escritora, Poeta, Directora de página cultural de poesía, artes y humanidades: Requiem amb Ria (.com). Presidente Fundadora y Organizadora de los eventos de Proartcat (Pro Art Catalunya). Actualmente colabora en el Centre Cívic Can Deu y es invitada a participar en Actos y Presentaciones de Libros.



PROYECTO PARA UN VIAJE HACIA LA LIBERTAD

Mientras escribo estas líneas, seres humanos de excelente formación académica, vuelan sobre mi cabeza, tratando de asesinarme.
No tienen animosidad personal alguna hacía mi, ni yo contra ellos. Están cumpliendo simplemente con su deber…si uno de ellos consiguiera hacerme pedazos con una de sus bomba, no dormirá por ello con remordimientos, pues está sirviendo a su país, que tiene el poder absoluto para absolverle de su acción criminal.
En Why I write de George Orwell

Caminar.
Caminar sintiendo la sangre
golpear te el corazón
queriendo abrir las puertas y ventanas
que encierran tus lágrimas.
Escuchar con cautela
las seductoras palabras de unos pasos
que murmuran diabólicas promesas
de gozo
para atemperar la soledad
de un alba que no llega.
Dejarse arrastrar por el ritmo jadeante
de un aliento que aguarda expectante
ser invitado a entrar subrepticiamente por la ventana,
Sentir con regocijo el  cálido silbo del viento
bajo el brillo de una luna aureolada
cuya claridad distante se esparce hechicera
como una diáfana promesa de libertad.

Caminar sin cautela aovando el miedo
una noche de mayo caluroso,
para ir al encuentro
del intenso perfume de las flores
que granan de esperanza
patios, plazas y ventanas.
para demostrar que su voz angustiada
es solo un puñado de polvo amalgamado de rocío
bajo las confusas sombras de la noche,
y sonreír con ternura
para con decidida valentía
avanzar hacía el camino
que nos conducirá
a cumplimentar el renacer del sol,
que como un diablillo travieso incandescente
escapado de la antesala del infierno
aguarda poder entrar alborozado
por puertas y ventanas
para depositar una luz mefistofélica
de poesía rebelde
en  todos los rincones de la casa,
acompañada por los estridentes graznidos,
que a modo de saludo,
le entonan  un oleaje de gaviotas madrugonas,
que como si se tratase
del contrapunto de una discordante polifonía  atonal,
quisieran confraternizar, cantando a porfía, por lo inesperado de esta insurrección matinal sorpresiva
al habernos desprendido no solo del sueño de la falsa libertad neofascista
que ofrece el mundo de la tribu
de los caudillos tonsurados con el lenguaje
de los  140 caracteres,
a la espera de dar la bienvenida,
lanzando flores
bajo la forma de votos,
al nuevo Hitler para el siglo XXI,
sino también de su repetitivo arrebato militar:
“la guerra es la paz y su fin justifica los medios”.

Enrique Ibáñez Villegas



DIOS EL FASCISTA ORIGINAL
y llegó Donald Trump


El capitalismo es un potente imán para los fascistas
y el nacionalismo excluyente es la vitamina del fascismo

El fascismo inventa patrias, banderas, muros y alambradas
para protegerse de millones de exiliados, de hambrientos,
de los sin patria que sus políticas y dogmas provocan
al resto de la humanidad

El fascismo no se pregunta cuántos crímenes caben
en una hora, un día o un mes, ni le importan las horas,
días o meses de resistencia, para que los cadáveres de los desfavorecidos queden esparcidos por mares y alambradas
en la vieja Europa insolidaria o junto al muro Trump,
que pretende quebrantar aún más el status
de las dos Américas

Cuántos muertos se necesitan, cuántos fascistas
seguirán ganando elecciones, para que los ciudadanos
entiendan que solo les mueve el poder financiero
y seguir fabricando infinitas armas letales en el lado bueno
de sus fronteras


Fernando Sabido Sánchez

30-01-2017










!FASCISTAS!

George Orwell
De todas las preguntas sin respuesta de nuestro tiempo, tal vez la más importante sea ésta: “¿Qué es el fascismo?”.
Una de las organizaciones de estudios sociales que hay en los Estados Unidos recientemente formuló esta pregunta a cien personas distintas, y encontró respuestas que iban desde “democracia en estado puro” a “lo diabólico en estado puro”. En Inglaterra, si se pide a una persona corriente, con capacidad de pensar, que defina el fascismo, por lo común responde señalando a los regímenes alemán e italiano. Y ésta es una respuesta insatisfactoria, porque incluso los principales Estados fascistas difieren entre sí en gran medida, tanto por estructura como por ideología.
Por ejemplo, no es fácil que Alemania y Japón encajen en un mismo marco, y es aún más difícil en el caso de algunos de los pequeños Estados que se pueden definir como fascistas. Suele darse por sentado, en efecto, que el fascismo es inherentemente belicoso, que prospera en un ambiente de histeria bélica, que sólo puede resolver sus problemas económicos mediante preparativos de guerra o mediante conquistas en el extranjero. Pero éste no es el caso, claramente, ni de Portugal ni de las diversas dictaduras sudamericanas. Asimismo, se supone que el antisemitismo es uno de los rasgos distintivos del fascismo, pero algunos movimientos fascistas no son antisemitas. Algunas polémicas eruditas, cuyo eco se escucha en las revistas norteamericanas desde hace muchísimos años, no han servido para precisar si el fascismo es o no una forma de capitalismo. Sin embargo, cuando aplicamos el término “fascismo” a Alemania, a Japón, a la Italia de Mussolini, sabemos, a grandes rasgos, a qué nos referimos. Es en la política interior donde la palabra ha perdido el último vestigio de significado que pudiera tener. Si se examina la prensa, se descubre que no hay, prácticamente, ningún conjunto de ciudadanos –ningún partido político, desde luego, y tampoco ninguna organización, de la clase que sea– que no haya sido denunciado por fascista a lo largo de los últimos diez años.
Aquí no me refiero al uso verbal del término “fascista”. Me refiero tan sólo a lo que he visto publicado. He visto las palabras “de simpatías fascistas”, o “de tendencia fascista”, o “fascista” a las claras, aplicadas con toda seriedad a los siguientes grupos:
Conservadores: todos los conservadores están sujetos a la acusación de ser subjetivamente profascistas. El gobierno británico en India y en las colonias se tiene por algo idéntico al nazismo. Las organizaciones de lo que cabría llamar tipo patriótico o tradicional se tildan de criptofascistas o de “mentalidad fascistoide”. Ejemplos de ello: los Boy Scouts, la Policía Metropolitana, el MI5, la Legión Británica. Frase clave: “Los colegios privados son caldo de cultivo del fascismo”.
Socialistas: los defensores del capitalismo a la antigua usanza defienden que el socialismo y el fascismo son una y la misma cosa. Algunos periodistas católicos sostienen que los socialistas han sido los principales colaboracionistas en los países ocupados por los nazis. La misma acusación se vierte, desde otro ángulo, por parte del Partido Comunista, en especial, durante sus fases ultraizquierdistas. Entre 1930 y 1935, el Daily Worker habitualmente se refería al Partido Laborista llamándolo Fascistas Laboristas. De ello se hacen eco otros extremistas de izquierda, como los anarquistas. Algunos nacionalistas indios consideran que los sindicatos británicos son organizaciones fascistas.
Comunistas: una escuela de pensamiento considerable se niega a reconocer que haya ninguna diferencia entre los regímenes nazi y soviético, y sostiene que todos los fascistas y todos los comunistas apuntan aproximadamente a lo mismo, y que incluso son, en cierta medida, las mismas personas. En el Times (antes de la guerra), más de un cabecilla se ha referido a la URSS como “país fascista”. Asimismo, desde otro ángulo también se hacen eco de esto los anarquistas y los trotskistas.
Trotskistas: los comunistas achacan a los trotskistas, esto es, a la propia organización de Trotsky, el ser un grupo de criptofascistas pagados por los nazis. Es algo que la izquierda, casi en bloque, creyó a pie juntillas durante el período del Frente Popular. En sus fases ultraderechistas, los comunistas tienden a aplicar esa misma acusación a todas las facciones que se hallen a la izquierda de ellos mismos.
Católicos: fuera de sus propias filas, a la Iglesia Católica se la tiene universalmente por organización protofascista, tanto objetiva como subjetivamente.
Antibelicistas: los pacifistas y otros grupos contrarios a la guerra son a menudo acusados de ponerle al Eje las cosas mucho más fáciles, e, incluso, se les adjudican sentimientos profascistas.
Partidarios de la guerra: los que se resisten a la guerra suelen fundamentar sus alegatos en que las aspiraciones del imperialismo británico son aun peores que las del nazismo, y tienden a tachar de “fascista” a todo el que sueñe con una victoria militar. Además, toda la izquierda tiende a equiparar militarismo con fascismo. Los soldados de a pie con cierta conciencia política casi siempre se refieren a sus superiores tachándolos de “fascistoides” o “fascistas por naturaleza”. Las academias, los escupitajos, el betún, el saludo a los oficiales son conductas consideradas propensas al fascismo. Antes de la guerra, sumarse a los territoriales era tenido como muestra de tendencias fascistas. El reclutamiento obligatorio y el ejército profesional son denunciados como fenómenos parafascistas.
Nacionalistas: el nacionalismo se considera de manera universal como algo inherentemente fascista, aunque esto sólo se aplica a movimientos nacionales que el orador desapruebe. El nacionalismo árabe, polaco, finlandés; el Partido del Congreso de la India, la Liga Musulmana, el sionismo y el IRA han sido descritos como movimientos fascistas, aunque no siempre por parte de ellos mismos.
Tal como se emplea, bien se ve que la palabra “fascismo” carece casi por completo de significado. En la conversación, claro está, se emplea con mayores desatinos que en letra impresa. La he oído aplicada a los agricultores, a los tenderos, al Crédito Social, al castigo físico, a la caza del zorro, a los toros, al Comité de 1922, al Comité de 1941, a Kipling, a Gandhi, a Chiang Kai-chek, a la homosexualidad, a los programas radiofónicos de Priestley, a los albergues de juventud, a la astrología, a las mujeres, a los perros y no sé a cuántas cosas más.
En todo este lío considerable subyace una suerte de significado oculto. Para empezar, está bien claro que hay diferencias grandes, algunas muy fáciles de señalar, aunque no tanto de explicar, entre los regímenes llamados fascistas y los democráticos. En segundo lugar, si “fascista” significa “en sintonía con Hitler”, algunas de las acusaciones que he enumerado antes tienen, naturalmente, mucha más justificación que otras. En tercer lugar, incluso aquellos que emplean como arma arrojadiza la palabra “fascista” sin ningún reparo, le dan un cierto sentido emocional. Al decir “fascismo” se refieren, grosso modo, a algo cruel, carente de escrúpulos, arrogante, oscurantista, antiliberal y contrario a la clase obrera.
Pero es que el fascismo también es un sistema político y económico. Así las cosas, ¿cómo es que no disponemos de una definición clara y ampliamente aceptada? Por desgracia, no la tendremos, o al menos, no de momento. Aclarar el porqué sería demasiado largo; esencialmente, se debe a que es imposible definir el fascismo satisfactoriamente sin reconocer cosas que ni los propios fascistas, ni los conservadores, ni los socialistas de ninguna adscripción están dispuestos a reconocer. Todo lo que se puede hacer es emplear la palabra con una cierta circunspección y no, como se suele hacer, rebajarla a nivel del insulto o de la palabra malsonante.
Esta reflexión sobre los usos de la palabra “fascista” fue publicada por Orwell el 24 de marzo de 1944 en su columna semanal del diario Tribune. Una selección de esas columnas, junto con sus recuerdos de la Guerra Civil, diarios de guerra, ensayos sobre la lengua inglesa y la unidad europea, entre otros temas, acaba de ser publicada por Fondo de Cultura Económica bajo el título Matar a un elefante y otros escritos.





‘Mandato’, de Ezra Pound (1895 – 1972)
Vayan, mis canciones, a los solitarios e insatisfechos.
Vayan también a los angustiados, a los complacientes,
que muestren mi desprecio por sus opresores.
Vayan como grandes olas de agua fría,
que muestren mi desprecio por sus opresores.
Que hablen en contra de la opresión inconsciente,
que hablen en contra de la tiranía de los que no poseen imaginación.
Que hablen en contra de las ataduras.
Vayan a la burguesa que se pudre de hastío,
vayan a la mujer de los suburbios.
Vayan a los infelizmente casados,
vayan a todos aquellos que encubren su fracaso,
vayan a las parejas malogradas,
vayan a la esposa que se vende,
vayan a la mujer impuesta.
Vayan a quienes padecen de lujuria,
vayan a todos aquellos insatisfechos en sus delicados deseos,
vayan como una plaga sobre la somnolencia del mundo;
que empuñen el filo contra todo esto,
que fortalezcan las sutiles cuerdas,
que lleven confianza hasta las algas y tentáculos del alma.
Que vayan amistosamente,
con palabras sinceras.
Que anhelen encontrar nuevos males y un nuevo bien,
que estén en contra de todas las formas de opresión.
Vayan a aquellos cuya madurez los ha apagado,
a los que han perdido el interés.
Que vayan al adolescente ahogado por la familia-
¡Ah, qué terrible es
ver reunidas a tres generaciones bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con brotes
y ramas que pútridas caen.
Que salgan y desafíen convenciones,
rebelándose contra la vegetal esclavitud de la sangre.

Que vayan en contra de todas las formas de amortización.